Según el informe sobre la situación mundial del alcohol y la salud de 2018, para conseguir visualizar con perspectiva el consumo de alcohol a nivel mundial hay que tener en cuenta que cerca del 30% del alcohol que se mueve por el mundo, no está registrado.
Que existen los países erigidos como países abstemios, como en los que predomina la población musulmana, pues el islam prohíbe tajantemente el consumo de alcohol.
Que la mayoría de los países de África y América no cuentan con políticas nacionales sobre el alcohol y en términos mundiales, menos de un tercio de todos, exigen etiquetas de advertencia de salud y seguridad en sus botellas. Tampoco existe ningún tipo de restricción sobre su venta y publicación en Internet y redes sociales.
Y que su consumo está en constante aumento en todo el mundo, y más de una cuarta parte (26.5%) de los jóvenes entre 15-19 años son bebedores, lo que supone 155 millones de adolescentes.
(En fecha de publicación de este artículo).
PAISES SOBERANOS DEL MUNDO
Aunque también existen otros factores, “aunque menos probados” y que interfieren con los datos tomados por la OECD, que crean la duda sobre que en una región se beba más que en otras. Y uno de estos factores son el clima frío y con poca luz, siendo y siempre “supuestamente”, en estas zonas más propensos a consumir mayores cantidades de alcohol, bajo el lema… “Para entrar en calor.” Aunque en el caso Británico es por “Ser Tradición.”
¿Y a que se debe este comportamiento?
Pues estudiando los patrones de consumo de alcohol a lo largo de los años y realizados con datos de los 194 países soberanos, se descubrió una correlación muy interesante que muestra a nivel global, que en las zonas más frías en particular, se suele consumir más alcohol, donde la cantidad de luz solar a la que estamos expuestos, influye directamente en nuestro comportamiento.
Y la razón científica para este “fenómeno engañoso”, es que el alcohol actúa como un vasodilatador, que agranda los vasos sanguíneos y aumenta el flujo de la sangre a través del organismo, lo que “DA LA SENSACIÓN” de elevar la temperatura corporal.
Lo que ocurre cuando sentimos frío es que nuestro cuerpo opta por dar prioridad a los órganos internos, aumentando el flujo de circulación hacia ellos. Es por ello que para ti, y en la parte externa de tu cuerpo, la sensación de frío sea mayor que la real, ya que la sangre se concentra en las zonas que tu cuerpo considera necesarias para mantenerte con vida.
Sin embargo, cuando consumimos alcohol, uno de los efectos que se provocan en nuestro organismo al hacer frío, es que esa sangre deje de concentrarse en el torrente interno, obligándose a volver a la superficie de los vasos sanguíneos.
Exactamente lo contrario a lo que sucede cuando sales de la ducha, da la sensación de frio porque el cuerpo pierde calor, no es que haga más frio cuando salimos. Resumiendo. Al salir de la ducha, nuestra piel está cargada con gotas de agua, y estas se evaporan especialmente motivadas por la tensión superficial. Al evaporarse adquieren el calor de nuestra piel y sin nuestro permiso nos lo van robando.