Los experimentos sociales han proliferado en internet, es fácil encontrar videos en Youtube cuyo objetivo es sensibilizar a la población con alguna problemática en concreto, y muchas se han convertido en bromas, consiguen visualizaciones creando situaciones que generan conflictos o que buscan despertar sentimientos favorables dirigidos a algún grupo social concreto.
Pero hubo un momento en el que los experimentos sociales, se realizaban por un equipo de investigación y en entornos controlados, sus conclusiones se escribían en largos artículos de investigación, se comprobaban hipótesis y se elaboraban teorías.
En la actualidad es más difícil encontrar estas clases de experimentos, en muchos casos se consideran poco éticos, ya que no dejan de proceder mediante la manipulación de las personas.
Ese, es el caso del investigador Zimbardo, famoso por su “Experimento de la Cárcel de Standford”, conocido estudio psicológico acerca de la influencia de un ambiente extremo y uno de los que tuvo más repercusión dentro del debate ético y mediático.
(Psicología al Día – Psicologiaaldia.com.mx/)
Pero quien era “Philip Zimbardo” en Psicologia al Día »
Zimbardo tenía la teoría de que el entorno afecta al comportamiento de las personas, de modo que el ser humano no es malo por naturaleza, sino que una persona buena puede comportarse mal si su entorno se lo permite sin consecuencias.
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Esto tendría una increíble repercusión en términos de legalidad, pero…
¿Y si el entorno es quien tiene la culpa de las acciones de un criminal? ¿Debería ser juzgado con la misma severidad?
En uno de los primeros experimentos que realizó Zimbardo, colocó un coche igual en dos barrios distintos, con condiciones muy diferentes, uno en Palo Alto (California), una zona de clase alta y el otro lo dejó en el barrio del Bronx (Nueva York), que por entonces era una zona con unos niveles de criminalidad muy altos.

¿Qué pasó? Os lo estáis preguntando y esto no tiene truco, la respuesta es la obvia. El coche en el barrio con mucha criminalidad, acabó desvalijado a las pocas horas, mientras que el coche en el barrio rico, estaba intacto cuando fueron a recogerlo.
Varias semanas después, de hecho, uno de los vecinos de Palo Alto, llamó a la policía para denunciar que alguien estaba robando un coche, que llevaba semanas abandonado en la calle.
Entonces… ¿Cuál es la diferencia entre ambos entornos? Ya no se puede decir que las personas que viven en ambos barrios sean diferentes, ni que el entorno sea lo que hace que se tenga una predisposición a robar, la única diferencia entre un coche intacto a uno destrozado en Palo Alto son unos simples cristales rotos.
La verdad es que lo interesante viene después. Zimbardo dejó de nuevo un coche en Palo Alto, pero está vez con los cristales rotos y el resultado fue igual que en el Bronx, en pocas horas el coche estaba desvalijado.

La sensación de ausencia y abandono.
Esta fué la base para la famosa “TEORÍA DE LOS CRISTALES ROTOS”, elaborada por Wilson y Kelling, basada en el experimento que se acaba de exponer.
Según esta teoría, los cristales rotos en el coche dan una sensación de despreocupación, desinterés y de deterioro, lo que quiere decir que no está controlado, lo que da la sensación de una ausencia de leyes y normativas.
Esto plantearía que la pobreza y la marginación no son los únicos causantes del delito en el barrio del Bronx, ni en el caso del coche ni en otros que se dan en la ciudad, sino que es el abandono del entorno lo que causa la delincuencia.
Esta teoría es interesante porque cambia el foco de la culpabilidad, ya no es solo el ciudadano el que es culpable por haber actuado de forma reprochable.
Sino que las instituciones son recriminables por no haber mantenido un entorno que disminuya la criminalidad, el abandono de la población por considerarla perdida, puede hacer crecer los índices de delincuencia y condenar aún más a los ciudadanos.
“Hay que ser un héroe para enfrentarse
con la moralidad de la época.”
Filósofo, historiador, sociólogo y psicólogo francés.
(Precursor de la Postmodernidad)