¿Existe en realidad la neutralidad? ¿Crees que podrías ser neutral? ¿Te ves capaz? Desde Interest, estamos intentando hacer las cosas bajo el lema “prensa libre de influencias” y esto se traduce en que queremos lograr ser lo más neutrales posibles pero…
¿Qué es la neutralidad?
A la hora de seleccionar las noticias y la información que traemos al portal, nos hemos encontrado con dos posibles formas de hacer las cosas. Conformándolas en dos aproximaciones teóricas que buscan explicar como hacer las cosas en la práctica.
1ª Aproximación.-
La única forma de lograr la neutralidad es que nuestras fuentes sean objetivas, es decir, tratamos de abstenernos de promover y ligar información marcada ideológicamente, proveniente de fuentes ligadas a cualquier movimiento.
Por lo que antes de publicar cualquier noticia, crónica o referencia, tratamos de investigar la dirección de dicha fuente, sus antecedentes y rivalidades.
¿Qué problema encontraríamos con esta aproximación?
El problema es que no podríamos fiarnos de nadie, es prácticamente imposible encontrar un periódico, revista o blog que no tenga ningún tipo de determinación ideológica, por lo que publicar se convertiría en una tarea prácticamente imposible.
(Siempre existirán dos puntos de vista a la hora de ver y analizar las cosas. Pero no siempre son creados con objetividad y buena fé).
¿Pero es esa la única forma de perder la neutralidad?
Lo estamos planteando solo en términos de autor y dirección en aproximación ideológica.
Si nos autoevaluamos, podríamos pensar que el hecho de ser una mujer blanca de menos de treinta años, afecta al contenido del texto que estáis leyendo.
Muchos opinarían que sí. Cada vez son más los artículos académicos que vienen con las características básicas del autor, tal y como los acabamos de exponer.
De ahí a que nos veamos obligados a preguntarnos…
¿El hecho de ser mujer, me hace más sensible a la temática feminista? ¿Ser de raza blanca menos afín a problemas étnicos? ¿El ser joven me haría no entender los problemas de la gente que envejece?
Quizás sí… Quizás no. Un jueguecito peligroso cargado de estereotipos.
2ª Aproximación.-
La segunda de las aproximaciones teóricas discutidas plantea que, presumiendo que las fuentes en si no sean neutrales, eso no quiere decir que un artículo en concreto no cumpla con una función informativa, dejando de lado cualquier preferencia ideológica, es decir, entraría a jugar “La Objetividad.”
Pues resulta que la objetividad no existe, o eso dicen, aunque no soy quién para hacer tal declaración. (Sería una afirmación objetiva y por lo tanto una redundancia).
¿Las opiniones de los demás pueden determinar nuestro juicio, supuestamente inviolable?
El Doctor Stefano Palminteri, “Neurocientífico del Comportamiento” y como coordinador del estudio para la PLOS Computational Biology, sí que puede afirmarlo.
La investigación se centra en como las opiniones de los que están a nuestro alrededor, puede determinar nuestro propio parecer y generar prejuicios basados en la nada.
Esto podría hacer imposible que la objetividad existiera a la hora de elaborar trabajos científicos.
Y si no existe en la ciencia… ¿Hablamos del periodismo?
(Aunque este es otro tema del que hablaremos en otro artículo).
La segunda definición de objetividad aportada por la RAE, afirma que es sinónimo de desinteresado y desapasionado, aceptamos el ser desinteresados pero…
¿Podemos ser desapasionados? ¿Se puede transmitir sin pasión? Eso es lo que se podría pedir en un medio tradicional ¿Lo somos nosotros? ¿Queremos serlo?
Según este debate en torno a la neutralidad, la única conclusión a la que hemos llegado es que, aunque no gusten los resultados, las conclusiones, las consecuencias, el desenlace, las deducciones e indagaciones que hagamos, seguiremos dando la información lo más precisa posible tras las investigaciones referentes y obligadas.
“Los lugares más calientes del infierno, están reservados para aquellos que en tiempo de crisis moral, mantienen su neutralidad.”
“Poeta Italiano.”
(Escritor de la Divina Comedia.
Considerada obra fundamental en la transición del pensamiento medieval al renacentista).