El arte de ganar una discusión. ¿Crees que alguna vez has ganado una discusión? ¿Qué ocurre cuando una discusión queda planteada y sabemos al 100% que la otra parte se equivoca?
Pero independientemente de saber que se equivoca… ¿Por qué querer demostrárselo y seguirle el rollo?
¿Por qué no dejarle que salve su dignidad?
Tratando de evitar siempre el ángulo agudo, o dicho de otro modo… ser corto de miras, se pueden comprender muchas cosas. 8 de cada 10 veces dicen las malas lenguas que, cuando termina la discusión, cada uno de los contendientes, suele estar mucho más convencido que nunca, de que la razón está de su parte.
Los datos los tienes tu mismo. Solo repasa el listado de tus discusiones, para comprobar las veces que te has ido con tu idea reforzada. No se puede ganar una discusión. Es imposible porque, si se pierde, ya está perdida; y si se gana, se pierde.
Pero… ¿Por qué? Pues supón que triunfas sobre su rival, que destruyes sus argumentos… ¿Y qué? Te sentirás satisfecho, si. Pero ¿y él?. Le ha hecho sentirse inferior. Has lastimado su orgullo. La situación ha hecho que le duela ver como has triunfado y el perdido.
“¡Alguien convencido contra su voluntad,
sigue siendo de la misma opinión!”
sigue siendo de la misma opinión!”
Por lo tanto, lo que has conseguido es un triunfo vacío, porque jamás obtendrás la buena voluntad de tu oponente.
Un malentendido no termina nunca gracias a una discusión. El arte de ganar una discusión se logra gracias al tacto, la diplomacia, la conciliación, y un sincero deseo de apreciar el punto de vista de los demás.
“Como evitar que un desacuerdo
se transforme en una discusión.”
(¿Que dice la ciencia sobre esto?. – Magnet.xataka.com)
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“El odio nunca es vencido por el odio,
sino por el amor”.
Asceta, meditante, eremita y sabio.
(Su enseñanza se basa en la visión y el fin del sufrimiento).